Un director teatral,original
y extremoso, es traicionado por su más íntimo colaborador, y se ve abocado a
aceptar un trabajo basura en un
Centro Penitenciario, para dar clases a los reclusos .Con un nombre ficticio
que lo aleje de su antigua fama, el señor Duke decide proponer a sus alumnos
cada año una obra de Shakespeare, y representarla. Tras "Julio César"
y "Macbeth", decide hacer "La Tempestad".
Este es el original planteamiento con el que Atwood nos
introduce a la vez en la representación de una de las más difíciles obras del
dramaturgo inglés, y en la alambicada venganza del director arrinconado. En la
Tempestad intervienen hombres y mujeres, pero también monstruos como Calibán y
espíritus sutiles, como Ariel. Todos en una isla perdida, donde se dirimen
amores, acosos, venganzas y perdones, que la autora va ligando sutilmente con
la vida de sus personajes.
La representación final, grabada en video, conducirá a muchos
de los reclusos a una verdadera catarsis, que es la finalidad esencial del
teatro. Desde sus vidas rotas proponen lecturas nuevas para el drama, a veces
disparatadas, otras inteligentes, siempre sinceras, porque tienen poco que
perder. La venganza del director frente a los que tramaron su caida, resulta
algo confusa e inverosímil.
La presencia de la
niña Miranda añade un toque sutil y
misterioso a la obra, que en general resulta interesante, en especial y si conoce
el teatro de Shakespeare, y especialmente la Tempestad.
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