martes, 24 de abril de 2018

LA REINA DE SABA Jacqueline Dauvois




La Biblia atestigua la extraordinaria visita de la Reina de Saba al Rey Salomón , recién construido el Templo de Jerusalén. Parece que Saba sería la actual Etiopía, aunque algunos aseguran que su territorio abarcaba también la otra orilla del mar Rojo, el actual Yemen, que antiguamente se llamba la Arabia feliz.

Existe al parecer un relato ancestral llamado el Kebra Nagast, el Libro de la gloria de los Reyes de Etiopía, que pone a la Reina de Saba y al Rey Salomón como el origen de la dinastía etíope, a través del hijo de ambos Menelik.

Con estos elementos la autora francesa elabora un relato imaginario sobre esta famosa Reina, que deslumbró Jerusalén con sus elefantes, camellos y caballos, servidores y guerreros, riquezas sin fin, y se convirtió a la fe de Yahvé, llevando consigo a todo su pueblo.

Abandona así los dioses de su pueblo, y se convierte en depositaria del Arca de la Alianza en previsión de su destrucción futura.

La historia está bien contada, con lenguaje elevado, poético, lleno de colorido, queriendo expresar el modo de pensar y de hablar de pueblos orientales primitivos y simbólicos, para narrar mejor sucesos de hace tres mil años.

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