domingo, 11 de septiembre de 2016

EL ÚLTIMO JESUITA Pedro Miguel Lamet Ed La esfera de los libros


El autor ha hecho un gran esfuerzo para convertir en novela un hecho histórico-la expulsión de los jesuitas en el reinado de Carlos III-, siempre citado y nunca bien  explicado. Parece que en la Universidad de Alicante hay ahora un buen grupo de estudiosos que están sacando a la luz todos los datos de un hecho ciertamente vergonzoso por arbitrario de nuestra época ilustrada. Hay centenares de documentos por publicar.
La novela se basa en la creación de unos pocos personajes cuya historia transcurre sobre el trasfondo de estos hechos reales. Se trata de dos hermanos pertenecientes a la clase alta, educados en colegios jesuitas; el más joven, Javier se decide a seguir la vocación jesuita; el mayor, Diego, se convierte en ayudante del Conde de Floridablanca. Se ven así en campos enfrentados, aunque el narrador, Diego, no pierde nunca el cariño a su hermano y el respeto a sus educadores. Se produce así el elemento más débil de la novela, ya que el protagonista se comporta con una doblez insostenible. Tampoco la historia de amor del protagonista  llega a hacerse interesante.
El interés radica en el episodio histórico, por lo que quizás un buen ensayo hubiera transmitido con más eficacia el dramático suceso. Vamos, pues a ello. Todo comienza en Portugal, en 1759,cuando el que después sería Marqués de Pombal, convertido tras el terremoto de Lisboa en omnipotente Ministro, decide expulsar del país a los jesuitas, incluyendo a los que trabajan en las Misiones del Nuevo Mundo.. Son falsamente acusados de haber levantado en armas a los indios contra los portugueses. Este es el acontecimiento que relata la película La Misión
Todos deben dirigirse a Italia, a los Estados Pontificios, aunque muchos -103-son encarcelados en Lisboa. La expulsión se produce también en Francia, donde reina Luis XV. Finalmente, el grupo de Ilustrados españoles decididos a seguir los mismos pasos, encuentran la excusa perfecta en el motín de Esquilache, levantamiento popular que aterra a Carlos III, y que sus ministros atribuyen sin el menor fundamento a los jesuitas .El rey accede a la expulsión cuyo decreto firma sin especificar motivos que dice "guardar en su real pecho". En realidad les acusaban de ser un poder, un Estado dentro del Estado.
Inmediatamente Floridablanca preparará  bien la logística necesaria. En una sola noche todos los Colegios jesuitas son abordados por comisarios armados. Los novicios son alentados a volver a casa de sus padres, y los profesos llevados en carros a los puertos de mar- Ferrol, Cádiz, Cartagena…-donde les esperan barcos  mercantes y de guerra. Serán unos 5000 los que se dirijan hacia Génova en una travesía terrible, con falta de espacio, de comida, de libertad de movimientos. Pero lo peor está por llegar. En el puerto de Génova se les impide desembarcar por orden del Papa Clemente XIII. Después de dos meses son  llevados a la isla de Córcega, sumida en una guerra entre franceses y genoveses en la que tercia un grupo independentista. Apenas encuentran alojamiento ni comida, pero pasan allí un año hasta que se les permite el acceso a Italia, donde se reparten por diversas ciudades, Génova, Bolonia, Módena…Allí se producen defunciones, secularizaciones…Las provisiones dinerarias de la expulsión se hacen a cargo de los bienes de la Compañía, que pasan al Rey.
Entretanto, los Gobiernos de España, Portugal y Francia, despliegan toda su capacidad de presión sobre el nuevo Papa, el franciscano Clemente XIV, para que extinga por completo la Compañía de Jesús, cosa que finalmente consiguen por un Breve de 1773. La orden queda extinguida, y su General, el Padre Ricci, encarcelado en Sant'Angelo en terribles condiciones.
Tan sólo se resiste a aplicar la orden de extinción la zarina de Rusia, Catalina .Allí se refugiarán los jesuitas polacos, y el joven hermano del protagonista. En un apéndice el autor nos cuenta que pasaron 41 años hasta que el Papa Pio VII en 1814 restauró la Orden fundada por San Ignacio de Loyola.
La novela quizá se resienta de tanto dato histórico, de tantos personajes y sucesos. Pero resulta muy interesante y descubre los aspectos más cínicos e impresentables de la política, así como los silencios de la historiografía- Se ponen de manifiesto los peligros de las mezclas de religión y políitica, y el modo torticero en que las más bajas pasiones se recubren de honorabilidad.

Los propios jesuitas se preguntan por su propia culpabilidad. Y se responden que han sido culpables de tener éxito, y el éxito provoca envidias .Han educado a las clases altas, han influido en los Reyes. Esto les ha llevado a un cierto espíritu de cuerpo. Pero sin duda el castigo es desproporcionado.

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