Cualquier aficionado al cine recuerda de inmediato la
maravillosa y obsesiva música salida de la cítara de Anton Karas.Se trata de
una de las mejores películas de cine negra, rodada en el año 1949 en una Viena
todavía parcialmente en ruinas y controlada por norteamericanos, ingleses,
franceses y rusos.
Allí llega un norteamericano, escritor de novelas del oeste,
llamado Holly Martins a quien pone rostro y figura el siempre interesante
Joseph Cotten. Viene sin un dólar en busca de su amigo Harry Lime que le ha
ofrecido trabajo .Pero, por lo que parece, Harry ha muerto.
Martins sospecha de un asesinato y comienza a investigar.Así
conoce a la novia de Lime, llamada Anna Schmitt,la bella Alida Valli , bella,
elegante y contenida.
La película tiene como base una novela de Graham Greene, que
también participó en el guión. La dirección es de Carol Reed, y la producción
de Alexander Korda. Además de la música hay que destacar la extraordinaria fotografía
en blanco y negro de Robert Krasker. Es maravillosa la iluminación de los
rostros y las noches de las calles desiertas de Viena, ciudad decadente y
bella, los cafés, los trenes…Se prodigan los detalles admirables, como el niño
gordito que juega a la pelota, el viejo de los globos, las persecuciones por
los subterráneos de la ciudad, los encuentros en la feria de atracciones…
El personaje que encarna Orson Welles sorprende por su mezcla
de maldad y burla inquietante .La obra se abre y se cierra en el cementerio de
Viena. Dos entierros, uno falso y otro verdadero. Dan lugar a un cierre
memorable: Alida Valli caminando a buen paso por la avenida de olmos mientras
Joseph Cotten la espera apoyado en un coche y fumando, mientras suena por
última vez la cítara de Karas.
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