domingo, 3 de noviembre de 2013

JANE AUSTEN


Vivimos tiempos de Austenmanía, que se refleja en ediciones, traducciones, publicaciones, conferencias y películas, así como series televisivas de gran calidad. Incluso se ha hecho una película  idealizada sobre su vida, tan sencilla. Austen se lo merece, pues es la primera mujer inglesa que escribe tras algunas escritoras cuyo trabajo no pasa de intento.

¿Quién fue Jane Austen? Nacida en Hampshire en 1775 ,hija de un clérigo anglicano (vienen a nuestra mente las hermanas Brönte…), George Austen y de su esposa, Cassandra Leigh, fue la séptima de ocho hermanos. Se educó fundamentalmente en la biblioteca de su padre, donde se aficionó a la lectura y probó la creación literaria. Leyó a Shakespeare, Milton, Pope, Gray, Hume, Sheridan y demás clásicos ingleses, así como a sus contemporáneos Goldsmith, Fielding, Richardson, Sterne, y también a sus predecesoras femeninas Ann Radcliffe ,Fanny Burney y Maria Edgeworth.

Jane estudia francés, toca bien el piano y sabe coser y bordar; es una muchacha agraciada, alta y bien educada. Se compromete con el joven Harrison Big-Wither, pero no llegan a contraer matrimonio. Es posible que un íntimo deseo de autonomía para desarrollar su vocación literaria le hiciera preferir la soltería y la libertad que conllevaba en la sociedad de su tiempo. Pero no vivió sola, sino con su familia de origen, a los que siguió en sus cambios de domicilio y a los que quiso entrañablemente, en especial a su hermana Cassandra. Estuvo también muy unida a sus sobrinos, que la querían y admiraban.

Empezó a escribir a los 21 años, pero sus obras se publicaron  después de bastantes cambios-incluso de título- cuando ya tenía 35. “Sentido y sensibilidad”, “Orgullo y prejuicio” “Emma” “Persuasión” “Mansfield Park” y “Northanger Abbey”, son sus novelas. Tristemente, Jane Austen enfermó gravemente y murió a los 41 años, en 1817.

Jane Austen,  culta e informada, es una mujer abierta y a la vez conservadora. En sus novelas apenas incluye referencias histórico-culturales. ¡Cuánto no se hablaría en su entorno de la Revolución francesa, de sus ideas, de Voltaire y Rousseau! ¡Cuánto de Napoleón y de las batallas de Waterloo y Trafalgar! (en esta última estuvieron presentes sus hermanos marinos); cuánto de las discusiones del Parlamento acerca de la abolición de la esclavitud, de la lucha por el voto femenino, de las ideas románticas de Byron Keats y Shelley…

Pero Jane Austen no es Dickens. A ella le interesa  su mundo, el mundo de la clase media que vive en el campo, los pequeños propietarios rurales, con frecuencia despreciados por los aristócratas e ignorados por los políticos. Lo que le importa es la dignidad y libertad de cada ser humano, en especial de las mujeres,  con vidas logradas mediante la educación y el esfuerzo por mantener un comportamiento honesto y coherente con las propias ideas de dignidad y justicia.

Porque el gran peligro que acecha a estas mujeres es el empequeñecimiento en un contexto de formalismos y cotilleos, disfrazados de interés por los demás. Austen piensa que la educación debe llevar a la libertad, y esta conduce al control de las pasiones y de los  impulsos egoístas, al tiempo que clarifica la propia  visión del mundo.

Hay en sus novelas un planteamiento moral, que identifica felicidad y bienestar con rectitud, prudencia y cordura. Pero también ve necesarias la pasión y la alegría, nunca descontroladas. Quiere superar la rigidez del contexto social en el que se mueven sus personajes, pero no a través  de su destrucción , sino desde la asunción crítica de su conveniencia para el orden social. Sus heroínas siguen un camino de autoeducación que las lleva de la fantasía a la realidad, del infantilismo a la madurez. Y en las novelas aparecen como contrafiguras, los personajes que no consiguen llegar a esta meta, y permanecen prisioneros de los muchos engaños del camino : rigidez, vanidad, falta de criterio, locuacidad, egoísmo, autoengaño, elecciones equivocadas…

Las novelas de Austen suceden en el hogar de familia y en las relaciones de amistad y vecindad. En este pequeño mundo se crean lazos de amistad y de amor, de admiración y aprecio, pero también de envidia y desprecios. Aparecen las reglas que rigen la vida social, la rigidez de las clases sociales que sólo el amor y la cultura pueden unir, las injustas leyes de herencia que desposeen a las mujeres de medios de vida, el ridículo comportamiento de algunas mujeres debido a su falta de formación, la presencia de clérigos casi siempre carentes de sencillez y prestigio moral.

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