miércoles, 15 de junio de 2011

FOUCHÉ: EL GENIO TENEBROSO


 
¿Quién era Fouché? Sabemos mucho de él, en especial gracias a la biografía que le dedicó Stefan Zweig, bajo el inquietante subtítulo de “el genio tenebroso”.
Lejos de mi intención atribuir al político español todo lo que Zweig dice del francés. Pero me ha parecido interesante el análisis de la personalidad de este hombre, verdadero “animal político”, genio de la intriga y de la supervivencia en el poder.
Nació José Fouché en 1759 en una humilde familia de pescadores del pueblo de Nantes. Chico listo, algo enclenque, sin aptitudes para el trabajo físico, lo dedicaron a la Iglesia. Así pasó veinte años estudiando y enseñando, aunque nunca recibió las órdenes sagradas. En aquellos años de vida oscura aprendió el arte de callar, “la ciencia magistral de ocultarse, la maestría para conocer el corazón humano”.
 Pronto percibe los vientos parisinos de la Revolución, y consigue ser elegido Diputado para la Convención. Allí se mezcla con los moderados.
Es el suyo un temperamento flemático, que nunca se apasiona, nunca se enfada, nunca grita. Esta sangre fría, esta imperturbabilidad es su verdadera fuerza. Nunca se deja llevar por los nervios; sabe esperar pacientemente a que se agote la pasión de los otros, a que cometan un error. Y entonces da el golpe. Tanto Robespierre como más tarde Napoleón se estrellarán contra esta calma pétrea.
Tres generaciones van a fluir y refluir  en una época apasionada, mientras él persiste frío e insensible. Su pasión es la intriga política, pero disimulada bajo el disfraz de honesto burócrata. Su táctica va a ser tender los hilos desde su despacho hasta dar el golpe inesperado e inadvertido. Así sobrevive a todos.
En la Asamblea, reserva su voto decisivo hasta el momento en que la opinión comienza a inclinarse definitivamente. Y entonces vota por el ganador. Así vota a favor de la muerte de Luis XVI, cuando había asegurado que se inclinaría por el perdón. El moderado Fouché es ahora un radical. Conoce bien la cobardía de la burguesía, y sabe que, en los momentos decisivos, la audacia del osado paraliza a los demás.
Una de las páginas más negras de su historia la protagoniza en Lyon, donde asesina a mil seiscientos ciudadanos  opuestos a la Asamblea por el espantoso método de cañones colocados a diez pasos de los reos. Esta matanza le dará el nombre de “Le mitralleur de Lyon”.Sin embargo, consiguió que respondiera de estos métodos otro diputado,Collot d´Herbois.También en su enfrentamiento con Robespierre se ocultará bajo otros más exaltados que él. Se trataba de la vida de uno o la de otro, y Fouché consigue imponerse mediante la intriga casa por casa a la oratoria inflamada y puritana de Robespierre.
Conseguirá también enriquecerse. Y cuando se crea el Directorio, es nombrado Ministro de la Policía. En este puesto lo mantendrá más tarde Napoleón, que aunque desconfía de él, prefiere tenerlo cerca. Es nombrado Duque de Otranto.
En fin, Fouché sobrevivirá a todos: a Condorcet, Desmoulins, Danton Marat, Robespierre…El antiguo radical servirá al Emperador.El quiere el poder, no la gloria. Sabe que su rostro no queda bien en medallas, que su voz débil sólo se oye en la distancia corta. Y será siempre el dueño de los resortes del poder y de la intriga.
Morirá  en Austria, en un destierro dorado al que le enviará Luis XVIII, el nieto de aquél rey para el que Fouché pidió “¡la mort!”.
Zweig,Stefan “Fouché, el genio tenebroso” Ed Juventud

1 comentario:

  1. Asusta conocer la fea catadura moral del francés Fouché. Un hombre capaz de escalar sobre la vida de los demás, y consciente de sus limitaciones para la gloria. Prefiere el poder, sin escrúpulos y con frialdad. Esto le hace temible. Viene a la mente que la vida, la obra, el arte, sólo es buena en sentido global, no en su parcialidad. "Bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu". Una mala vida, en suma.

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