Piranesi fue un arquitecto y grabador veneciano que en el siglo XVIII creó edificios, restauró otros muchos y dibujó muchos más, con predilección por los laberintos, escaleras truncadas y vastas salas.
Esta extraña novela de Susana Clarke es difícil de entender,
tiene un mensaje oculto, pero yo no lo pillo. El protagonista, al que llaman Piranesi,
escribe un diario. En él anota las características del confuso laberinto en el
que se desarrolla su vida. En ese lugar hay centenares, quizá miles de salas,
escaleras, enormes puertas y altas ventanas por las que entra el mar con sus
mareas, y las aves que hacen allí sus nidos. Las salas están pobladas de
estatuas.
Poco a poco vamos intuyendo quién es el extraño joven que
parece contento de su solitario destino, en el que vive con la única compañía
de un hombre al que ve ocasionalmente, y varios muertos.
La paulatina explicación nos habla de las consecuencias de
extrañas doctrinas acerca de la existencia de mundos paralelos, que la autora,
Susana Clarke identifica con un mundo pseudoclásico, carente de humanidad y
emociones.
El mensaje es bastante esotérico, aunque el final es
satisfactorio, con la vuelta al mundo real que conocemos.
Susana Clarke
Ed Salamandra 2021
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