¡Gran sorpresa! Pablo, el fariseo, el converso, el
apasionado, el viajero por Cristo, aparece aquí como un anciano todavía entero,
calvo, con barba, de rostro tallado a cuchillo, maltratado en su última cárcel
romana-la Mamertina-, dispuesto a su partida definitiva."He combatido el
buen combate, he guardado la fe".
Le visita Lucas, su compañero en tantas fatigas, su hermano
en la fe en Cristo, y en ese sótano inmundo se escriben páginas que luego serán los "Acta Apostolorum".
Gran interpretación de Jim Caviezel.
Junto a ellos, el militar romano encargado de la custodia de
la cárcel ,interpretado por Vincent
Martínez, que sabe que Nerón es un loco, que respeta a Pablo y está agradecido
a Lucas,y que nos permite contrastar el racionalismo pagano con el
cristianismo. Hay aquí una promesa en el aprecio mutuo, en el abrazo antes de
dar la orden de ejecución.
Fuera, Aquila y Priscila intentan proteger a una comunidad
cristiana asustada, pero fiel, que duda entre escapar o quedarse.
Pablo llora su pasado antes de ser cristiano. Magnífico el
actor que lo representa, que expresa en su rostro todo el fanatismo con el que
llevó a tantos a la muerte.
Una película religiosa notable, sin ternurismos ni
milagrerías, sincera y dolorosa, contenida y terrosa. ¿Para cuándo la vida y
los viajes de San Pablo?.El guión lo hizo San Lucas.
Excepto una breve imagen de Pablo y Lucas celebrando los
Misterios en la cárcel, no aparece apenas la vida religiosa y litúrgica de la
comunidad cristiana, sostenida por los presbíteros y la Eucaristía. No hay
predicación, ni cantos. No se entiende bien que vivan como en una comuna. Hay
un fallo ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario