Leía en una reciente tercera de ABC unas interesantes
consideraciones de Helena Béjar acerca del positivismo por decreto."La cultura emocional que condena la
duda, la preocupación, el dolor, la debilidad, arrasa con las complejidades de
la condición humana. Una y otra vez nos conmina a ser positivos, a
autoconvencernos de que somos felices y a rechazar de nuestra vida a todo aquél
que no tenga la misma actitud".
Sin embargo, una verdadera actitud positiva ante la vida no
tiene porqué ser una huida de la realidad. Y como prueba traigo aquí dos buenos
libros que manifiestan fe en el ser humano y esperanza en que es posible ser
felices. Casualmente los dos llevan en sus títulos las estimulantes y apetecibles
bebidas del título, y coinciden en presentar portadas alegres y algo naives.
Se trata de "Tardes
de chocolate en el Ritz" de Reyes Calderón Ed. Planeta, y "La pirámide del café" de
Nicola Lecca. Ed. Siruela. Y si quieren saber qué pasa con el té, les cuento
que en el Ritz las amigas prescinden del apetecible chocolate, por mor de la
línea, y se conforman con un oloroso té indio, que tampoco está mal. Así que té
, chocolate y café, como símbolos de los pequeños placeres de la vida.
En estas dos obras, la visión positiva de la vida no es
forzada, ni prescinde de las dificultades y penas inherentes a la condición humana.
Tampoco olvidan las complejidades del ser humano. Pero las afrontan con
sencillo realismo y apertura a lo que la realidad material y espiritual enseña
al que quiere aprender a vivir.
Empecemos por el chocolate. Cabe alguna duda acerca del
género al que adscribir estas tardes en el Ritz. ¿Novela, autobiografía,
ensayo?. Pues una mezcla, muy bien conseguida ,un logro de la autora que expone
sus opiniones sobre distintos asuntos sin aburrir, que habla de sí misma sin
que lleguemos a saber casi nada de su vida real, y crea una novela sobre la
amistad con planteamiento desarrollo y conclusión.
Una historia de amistad entre dos mujeres muy diferentes, en
apariencia incompatibles .Una, la autora, es Profesora universitaria, madre de
familia numerosa, intelectual y reflexiva. La otra es una mujer rica, guapa y
superficial. Para mayor dificultad viven en ciudades distintas. Pero se citan
todos los meses a merendar en el Ritz. Y ahí comienza la extraña historia de
una amistad que sirve a la autora para exponer sus puntos de vista sobre
cuestiones actuales. Y lo hace con ejemplos, con razonamientos, con
experiencias, con humor, y con un lenguaje muy bien elaborado lleno de
hallazgos sorprendentes y divertidos.
Resulta muy lograda la forma en que la autora habla de sí
misma, ocultando a la vez la intimidad de su familia. Sabemos que está casada,
que tiene nueve hijos, que viaja por trabajo. Pero nada sabemos de su marido y
de sus hijos, de su hogar y de sus sentimientos más íntimos. Me parece muy
acertada esta manera de guardar su intimidad.
Pasemos ahora a la novela -esta vez claramente novela-del café.
Se trata de una bonita historia con sorprendente final. Un chico joven
inmigrante en Londres consigue su primer trabajo como camarero en una de la
múltiples cafeterías de una multinacional del café. Su ingenua confianza en los
demás le lleva a entusiasmarse con la supuestamente perfecta organización de su
empresa, reflejada en el "manual del café" que se entrega a los
empleados. Pero poco a poco, algunas experiencias negativas y las palabras de su
casera y de algunos amigos más avisados que él le irán abriendo los ojos ante
la cruda realidad de empresas piramidales, en las que el beneficio y el lujo de
unos pocos proceden del despojo y la humillación de muchos.
Sin embargo, un giro del destino, basado en los equilibrios
de intereses de los poderosos dará al joven camarero huérfano la posibilidad de
vivir de otra manera.
En resumen, dos libros de hermosa presentación, bien
escritos, positivos sin engaños y susceptibles de ser leídos y regalados.
Bien por los matices que dan color a la vida, sin apabullar como muestran esos libros
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