“Encanto y extrañeza
son las dos palabras que vienen a la mente durante la lectura de esta novela”.
Este comentario de “Le Figaro litteraire” pueden resumir bien el efecto
encantador de esta novela, tercera de su autora, islandesa de origen, que ha
recibido abundantes premios europeos.
Se trata de una historia de nuestros días que en algunos
momentos remite a una época dorada, por su sencilla manera de nombrar
directamente las cosas sin corrección política ni ideológica alguna. Su protagonista
es un joven que vive y siente las realidades directas: la familia, la
paternidad, las rosas, el amor. Su manera sencilla de contar las cosas acaba
creando un ambiente mágico e inesperado.
La verdadera fuente de luz de la novela es la presencia encantadora
de una niña pequeñita, verdadera rosa cándida, cuya relación con su padre es de
una ternura y sensibilidad extraordinarias. Se nos revela así por un lado la levedad del ser, y por otro, su honda trascendencia.
Vivimos tiempos en los
que parece que se adora a los niños, pero, en realidad se los ignora. Si se les
permite vivir, son motivo de cansancio y angustia :se insiste en lo costoso de su
cuidado, y no en la belleza, bondad y verdad que aportan al mundo. En esta
novela hallamos el lado más sensible y tierno (sin sensiblerías) de un joven
actual, tan perdido como otros, pero abierto al cariño torpe pero sincero de su
anciano padre, al recuerdo de su madre, jardinera en un país de nieve y lava, a la belleza de
las rosas, a la soledad de un monasterio y, singularmente, a la sonrisa
desarmante de su hijita.
“Mañana compraremos un lacito y te lo ponemos en el pelo.
Mimí- responde ella en voz alta y clara.”
Os la recomiendo.
Audur Ava Ólafsdóttir
Rosa cándida
Alfaguara
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