miércoles, 27 de abril de 2011

HÍZOME EL CIELO, SEGÚN DECÍS, HERMOSA...

Este es mi homenaje a Cervantes en el día en que los Reyes entregan su Premio.
Se trata de un guión para la radio en el que se recrea la hermosa historia de Crisóstomo y Marcela. 
Lo ofrezco a cualquier Profesor que lo quiera realizar con sus alumnos.

CON MUERTA LENGUA Y CON PALABRAS VIVAS

ESCENA 1
Música de guitarra clásica española.
Se oyen los pasos de dos hombres calzados con botas y espuelas que entran en una casa. Chirría una puerta. Se oyen amortiguados los cascos de dos caballos conducidos a la cuadra.

DON DIEGO DE MIRANDA: Tomad posesión de mi casa, Don Miguel de Cervantes. Me habló de vos hace algún tiempo cierto caballero que me hizo el honor de comer conmigo; se llamaba Don Alonso, pero se hacía llamar...

DON MIGUEL DE CERVANTES: Gracias, Don Diego de Miranda. No suelo encontrar en mis viajes por estas tierras hidalgos tan corteses... Sí, yo conocí bien a aquél hidalgo manchego. Él os llamaba el Caballero del Verde Gabán.
Se oyen pasos femeninos

DON DIEGO DE MIRANDA: Sentaos cómodamente. ¡Hola, muchacha! Tráenos aceitunas y berenjenas de Almagro con una copa de vino garnacho .Ah, señor! Aquí viene mi único hijo, Ambrosio. Como ya os dije, ha estudiado  en Salamanca, y es algo poeta, como vos.

DON MIGUEL DE CERVANTES (abrazándole): Entonces podremos intercambiar nuestros lamentos, pues no es fácil ser poeta en estos nuestros tiempos de hierro...

AMBROSIO: Bienvenido, señor Cervantes. Algo he leído de vuestra Galatea...

DON DIEGO. No os admiréis del traje de luto que lleva mi hijo, y de su semblante entristecido. Se debe a la reciente muerte de su mejor amigo, un desgraciado joven que puso fin a sus días... y no digo más...

MIGUEL DE CERVANTES: Aún brillan lágrimas en vuestros ojos. Mucho le debisteis querer. Pero, animaos, Ambrosio, y si no os sirve para renovar vuestras heridas, contadme algo de esa triste historia...


ESCENA 2

Continúa la música de guitarra.

Se oye el entrechocar de unas copas de cristal, roces de loza y bandejas, pasos femeninos. De fondo, el crepitar de fuego.

AMBROSIO: Como os decía, fueron tiempos alegres. Juntos nos enviaron nuestros padres a estudiar a Salamanca. Juntos vivíamos, estudiábamos, gozábamos de la dulce juventud... Llegó finalmente el tiempo de volver a casa, con nuestros hábitos de estudiantes...

DON DIEGO: Crisóstomo era un joven   leído, de rostro hermoso y disposición gallarda, e hizo ganar a su padre mucho dinero gracias a su buen juicio y conocimientos astronómicos. 

AMBROSIO  Hasta que se enamoró de la  joven Marcela, la chica más bella de estos contornos, que era huérfana y vivía bajo la tutela de su tío el cura. A partir de entonces  ya no fue el mismo...


ESCENA 3
Música de Mozart, Don Giovanni, “Diviene a la finestra”
Se oye un riachuelo. Canta algún pájaro.

AMBROSIO  ¡Estás loco, Crisóstomo! ¡No puedes dejar así tu casa, tus tierras, tus criados...!

CRISÓSTOMO: ¡Sí, Ambrosio, estoy loco! ¡No duermo, no como, no vivo si no la veo,  si no me ama!....  Me da todo igual, excepto ella...

AMBROSIO: Es inútil, amigo: sabes que te ha rechazado; que no acepta los requiebros de ninguno de los hidalgos y labradores ricos que la pretenden con buen fin; que ha dejado la  casa que le dejaron sus padres y vestida de pastora se ha ido con otras zagalas del pueblo a vivir en chozas y cuidar sus ovejas; que trata a todos cortés y amablemente, pero a nadie da esperanzas y a todos desengaña...

CRISÓSTOMO: ¿Ves mi traje? ¿Ves mi pellico negro y mi cayado? Yo también soy ya pastor. Me iré a la choza de mis cabreros. Grabaré en todas las hayas de este valle el nombre de mi  dulce enemiga.

AMBROSIO: ¡Pobre  amigo! Te acompañaré, para  que no te despeñes por esos roquedales, y para evitar que te mueras de hambre y soledad...


ESCENA 4
Continúa la música de Mozart.
Se oyen gritos y risas  de chicas que juegan infantilmente.

CRISÓSTOMO: ¡Escúchame bella Marcela!...

MARCELA: Esperadme allí, amigas. Crisóstomo, no insistas. No estoy    enamorada  de ti, ni de ningún otro. Quiero seguir así, y por más que ruegues no vas a conseguir nada... salvo mi amistad... ¡salvo mi amistad!

CRISÓSTOMO: ¡Salvo tu amistad! ¡No puedo más, amor mío! ¡Mi Marcela! ¡Te convenceré de que me ames!

MARCELA: Crisóstomo, no quiero para ti ningún mal...

CRISÓSTOMO: ¡Te amo con locura! ¡No puedo vivir sin ti! ¡Prefiero la muerte!

MARCELA: Ambrosio, te ruego que le convenzas. Cuando le veo así, desencajado, como enfermo, sólo me inspira lástima. ¡Adiós ¡¡Esperadme, amigas, voy con vosotras!

AMBROSIO : ¡Pobre  amigo mío! ¡Nada, nada cambiará a la cruel, arrogante y desdeñosa Marcela!

CRISÓSTOMO ( como sonámbulo) Escucha, ingrata, escucha mi Canción Desesperada:

...allí se esparcirán mis duras penas
en altos riscos y en profundos huecos
con muerta lengua y con palabras vivas...

AMBROSIO : Vayamos a la choza...

CRISÓSTOMO:
...¡Tiranos celos
Ponedme un hierro en estas manos
Dame, desdén, una torcida soga...!

AMBROSIO ¿Hierro, soga...? ¡Oh, pobre amigo! ¿Adónde van tus locos pensamientos?...


ESCENA 5
Continúa la música de Mozart
Se oye el balar de unos corderitos.

TERESIA: Tengo lástima de Crisóstomo. Nada se parece a aquel joven alegre que vino de Salamanca. Ahora  parece un loco en su mirada y gestos. Deberías ser menos dura con él, Marcela. ¡Te quiere sinceramente!

MARCELA  ¿Estás segura de que me ama? ¿No será más cierto que me desea?

TERESIA  En fin, se ha enamorado de tu bonita cara y figura...

MARCELA ¿Y por eso estoy yo obligada a corresponderle? Te concedo que lo bello atrae. Pero mi belleza, si la tengo, me la ha dado el Cielo. Si atraigo, es contra mi voluntad.

CARMINA: Parece crueldad no corresponder a quien te quiere tanto...

MARCELA: ¿Es forzoso que quien es amado ame a quien le ama? ¿Y si el amante fuera feo? ¿No dicen que lo feo repele? ¿Es justo decir: “Yo te quiero por hermosa. Quiéreme tú por feo”.?

CARMINA: ¡Pero no es este el caso, Marcela ¡Reconocerás que Crisóstomo es uno de los hombres más guapos de estos contornos.

MARCELA: De acuerdo, lo concedo: es guapo. Pero uno puede complacerse en ver la hermosura de alguien, y no enamorarse de él. ¡De otra manera el mundo sería un caos de afectos!

TERESIA: ¿No merece Crisóstomo una oportunidad? Tú desearás casarte, y pocos partidos tan buenos se te presentarán: es rico, de familia honrada, licenciado por Salamanca, de buena vida y costumbres... ¡Un mirlo blanco!

MARCELA   Teresia, ¿Quién te ha dicho que yo quiera casarme?  Como sabéis, tengo bienes propios, y no codicio los ajenos; no necesito un marido que me sostenga.

CARMINA: ¡Pero todas las  mujeres queremos casarnos!

MARCELA  Yo no, amigas.  Yo nací libre, y para seguir siendo libre he decidido vivir a mi manera, en el campo, sin hacer daño a nadie...

CARMINA  ¡No te entiendo, Marcela! ¿Qué hay más hermoso que estar unida en matrimonio a un hombre bueno, tener hijos,...?

MARCELA  Yo tengo libre condición y no gusto de sujetarme. Veo cómo el matrimonio pone a las mujeres en poder de sus maridos. Me he acostumbrado, debido a mi orfandad y a la pacífica tutoría de mi tío, a decidir por mí misma, y no deseo dejar de hacerlo.

TERESIA: Vamos, Marcela, eso está muy bien, pero ¿dónde dejas el amor? ¡Por amor  una mujer cede su libertad y sus bienes...!

MARCELA: De acuerdo, amiga mía. Pero el Cielo no ha querido que yo ame por destino, y buscar yo el amor, no quiero hacerlo.

CARMINA ¿Y no te da pena de Crisóstomo y de los otros jóvenes?

MARCELA: Algo de lástima sí me dan. Pero  no me puedo sentir culpable por ellos. Yo no les he provocado, ni les he insinuado con coquetería que estaba el camino libre. Cuando se me declaran les digo sencillamente que no. No provoco esperanzas, ni doy celos a ninguno.

TERESIA: Reconozco, Marcela, que me admira tu seguridad. No sé si te comprendo, pero te admiro.

CARMINA: Yo también te respeto, Marcela, pero te aseguro que no vas a ser feliz... Tú contrapones la libertad al amor, y eliges la primera. Pero todos afirman que entregar la libertad por amor es la máxima felicidad

MARCELA: Amigas, dejadme seguir mi camino. Quizá lleguen tiempos en los que una mujer pueda disfrutar de su libertad y de su amor. Hoy por hoy, debo elegir. Gozar de mi libertad me proporciona una gran alegría. ¡Diana, la casta diosa, será mi amiga!

           
ESCENA 6
Música de guitarra clásica española.
Se oye el crepitar de la lumbre. Ruido de botella y copas.

DON DIEGO: Probad este licor que he destilado yo mismo con hierbas de estos contornos, don Miguel.

DON MIGUEL: ¡Ah, es excelente! Así pues, amigo Ambrosio, deduzco que Crisóstomo tuvo un trágico final...

AMBROSIO: Así fue. En un descuido mío.... Lo mató el amor...o más bien, el desamor...

DON MIGUEL ¡La crueldad de Marcela! ¡La bella homicida!

AMBROSIO: ¡No, don Miguel! ¡Así la llamé yo también al principio! Pero, aquél día triste en que, coronados de tejo, ciprés y amarga adelfa  llevábamos a enterrar a nuestro amigo...aquél día  Marcela me hizo cambiar de opinión...

DON MIGUEL ¿Acudió la hermosa Marcela al entierro de su amador? ¿Qué hizo o dijo? ¿Lloró, se arrepintió de su orgulloso desdén?

AMBROSIO: No, don Miguel, no hizo otra cosa sino volver por sí. De repente, por cima  de la peña donde se cavaba la sepultura, apareció, tan hermosa, que pasaba a su fama su hermosura. Todos quedamos suspensos, mas yo le reproché su crueldad. Entonces ella, con voz serena y firme, comenzó su alegato “: Hízome el Cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura...”


Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Parte I
Capítulo XIV.



3 comentarios:

  1. Muchísismas gracias. Abro de inmediato el blog y me siento, tranquilamente, a leer. Un auténtico placer. Gracias por el regalo. Admiro tu energía y tu amor por la literatura, que con tanta generosidad, has sabido transmitirnos.
    Un fuerte abrazo. Te seguiré en el blog.

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  2. ENHORABUENA,
    es bonito como una caja de plata, marfil y terciopelo.

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  3. Entré en tu blog sin dificultad, debe ser que estoy ya identificada. ¿Cómo te da tiempo para escribir tanto y tan bien? No he podido leer todo y como sigas relatando tanto., no creo que tenga tiempo para hacerlo, prometo hacer lo posible.

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