Ha tenido un éxito extraordinario esta novela de la profesora de filosofía Muriel Barbery editada en el año 2006 y llevada al cine con el título de “El erizo” en 2009. Mezcla de novela y ensayo, nos sitúa en una elegante calle de París: la rue Grenelle.En una casa de alto nivel vive y trabaja una portera cincuentona, Madame Michel, con su gato. Y en el quinto piso vive con su familia Paloma, una niña de 12 años. Las dos guardan su secreto, y eso es lo que se nos va a revelar a lo largo de esta original novela, de argumento escaso y yo diría innecesario, porque lo que cuenta en ella es el mundo interior de las protagonistas.
Inteligentes y lúcidas ambas, ingenua la jovencita, extravagante y sorprendente la mujer madura, la autora dota a ambas de un sutil sentido del humor, que las aleja del cinismo y del sinsentido y las conduce a la moderación y sabiduría vital, aun contando con la ingenua exasperación de la niña.
La autora recoge, en la voz de sus personajes temas de nuestro tiempo especialmente de la realidad francesa, siempre tan sofisticada. Exquisitez y vulgaridad, cultura y subculturas, cine y poesía, música y filosofía, literatura, política, educación, gastronomía…van desfilando con ingenio por las páginas de este libro, de tan sorprendente, sugestivo y finalmente justificado título.
Aparecen gatos perezosos con nombres literarios, inodoros que emiten el “confutatis” del Requiem de Mozart al sentarse en ellos, naturalezas muertas que conmueven el corazón de madame Michel, restaurantes en los que unos filetes de salmonete al curry con dados crujientes de calabacín y zanahoria cuestan 63 euros, peces que viven en una pecera y hombres abocados a ello; el kairós de la aprensión del movimiento, la comida china, las tesis doctorales sobre Ockam, las relaciones familiares, el psicoanálisis y su duración temporal y tantos otros temas, incluso la belleza de la gramática, son comentados con brillantez e ingenio. El tono irónico no aboca forzosamente a un cínico nihilismo, sino a una comprensiva mirada hacia los seres humanos que, en la niñez y en la madurez, buscan el sentido de sus vidas, reflexionan, aciertan y se equivocan.
La reflexión se queda a medio camino, y no se compromete con una visión más trascendente de la vida. El profundo bouquet francés del champán ligero y dorado aligera la reflexión.
La película adaptada y dirigida por Mona Achache e interpretada por Josiane Balasko, tiene una música extraordinaria al piano. Hecha de manera muy inteligente, se encuentra con un doble problema: lo más débil de la novela es precisamente lo esencial de la película: el argumento. La relación de la portera con el señor Ozu resulta inverosímil, y eso lastra el conjunto. Por otra parte, una novela tan simbólica se ha resuelto de modo demasiado realista. El naturalismo aquí resulta francamente escaso.
Barbery, Muriel
La elegancia del erizo
Ed Seix Barral, 2006
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